¿Cómo valoras la contribución de UPA al progreso del campo español en los últimos cuarenta años?

Sinceramente, creo que nuestra mayor contribución, como organización que agrupa y defiende a la agricultura familiaren España, ha sido incorporar a los grandes debates sociales y políticos la importancia que tienen los cientos de miles de explotaciones agrarias, que comprometen el trabajo de toda la familia para sacar adelante cosechas y producciones ganaderas, y con ello permiten alimentar al conjunto de la población.

Hemos ayudado a tener, entre nosotros, orgullo de pertenencia, orgullo rural. Y por otro lado, hemos conseguido que nuestra realidad se haga más visible y, por tanto, más importante, cuando se toman decisiones políticas y sociales que comprometen nuestro modelo de trabajo y de vida en los pueblos. Porque no podemos olvidar que en una sociedad mayoritariamente urbana sigue habiendo mucho desconocimiento sobre el origen de los alimentos que consumimos. Gracias a nuestra insistencia, poco a poco la sociedad está cada vez más informada y concienciada.

Además, también hemos avanzado para solucionar problemas que nos afectan directamente, sobre todo en materia de precios y de mejoras en la cadena alimentaria.

¿Cuáles han sido los principales hitos y logros conseguidos por UPA en estos 40 años?

Nuestra obsesión siempre ha sido que las políticas agrarias que se aprueban en la Unión Europea y en España favoreciesen al modelo de agricultura familiar, que el más sostenible y eficiente, en todos los órdenes. Y hemos conseguido avances importantes, aún a pesar de que hay otras organizaciones agrarias que no han defendido este camino.

La estrategia sindical de UPA siempre ha sido la reivindicación y la negociación con todos los Gobiernos, de todos los partidos políticos. Con todos hemos tenido confrontación y con todos hemos alcanzado acuerdos.

Por recordar algunos hitos relevantes, quiero destacar cuando conseguimos que se aumentase el IVA que percibimos los agricultores y los ganaderos, pasando de un 6 a un 12%, como consecuencia de las negociaciones por el aumento del precio del gasóleo. O cuando conseguimos que se eliminase el impuesto especial de hidrocarburos, firmando con un gobierno del PP y luego revalidándolo con un gobierno socialista.

Pero, sobre todo, lo más importante, sin duda, ha sido la ley de la cadena alimentaria, resultado de años de movilización sindical por parte de UPA, para denunciar situaciones tan injustas e insostenibles como vender por debajo de lo que cuesta producir.

¿Cómo ves el futuro del sector?

En el sector agrario estamos viendo que ya no hay tanta incertidumbre como hace unos años. Sí que tenemos problemas serios derivados de las amenazas del cambio climático, como la sequía de los últimos años.

Pero hemos conseguido que en la mayoría de los sectores se estén cobrando unos precios por encima de lo que cuesta producir, a pesar de que los costes de producción estén subiendo exageradamente en muchos casos.

Una vez garantizados los precios justos, podemos planificar con más tranquilidad nuestras cosechas y producciones. Este es el principal objetivo que debemos asegurar siempre, en todo momento.

¿Y el futuro de UPA?

En cuanto al futuro de la organización, el camino está claro, potenciar el trabajo y el valor social de las explotaciones agrarias familiares, teniendo en cuenta cada vez más el papel fundamental de las mujeres. Orgánicamente, UPA tiene asumida esta realidad desde hace mucho tiempo y somos mucho mejores y más eficientes desde que hay cada vez más mujeres asumiendo responsabilidades sindicales en todas las Uniones Territoriales y en UPA Federal.

Y el otro gran reto, en mi opinión el más importante, es la mayor presencia y participación de los jóvenes en UPA, en la actividad agraria y en el medio rural. No es fácil, pero tenemos que conseguir que los jóvenes, que estudian en la Universidad y están muy bien formados, sean conscientes de que trabajar en la agricultura y la ganadería es tan digno como cualquier otro trabajo y que puede ser tanto o más rentable y satisfactorio en términos profesionales y personales.

Las nuevas tecnologías y las mejoras en el trabajo en la agricultura y la ganadería permiten que, afortunadamente, podamos trabajar en nuestras explotaciones y compatibilizarlo con otras actividades.

¿Cómo valoras la visión que tiene la sociedad mayoritariamente urbana del trabajo en el campo? ¿Ha cambiado después de las crisis sucesivas de los últimos años, la pandemia, la guerra en Ucrania…?

Creo que todas las cosas que han pasado han venido a demostrar que somos necesarios y se ha empezado a visibilizar el trabajo que hemos hecho. Dimos la talla en la pandemia, no faltaron alimentos en ningún momento, lo que sí ocurrió en otros países europeos. Como cuando pensamos que, si no se produce aquí, ya vendrá de fuera, se ha demostrado que esto no es tan sencillo; así se ha comprobado también con la guerra de Ucrania.

Esta realidad ha calado en la sociedad y sobre todo en los responsables de legislar en la Unión Europea. Antes de la pandemia se hablaba de recortar los fondos agrarios en un 20% y tras la pandemia, no se ha hecho. La pandemia freno los recortes, porque la sociedad está valorando más y mejor el trabajo de los agricultores y ganaderos.

Nuestra labor es defender nuestro modelo de agricultura familiar profesional frente a otros modelos. Para evitar la deslocalización, demostrando que es importante producir aquí. Tenemos que defender el valor de nuestro modelo.

Un buen ejemplo de ello es haber conseguido, gracias a la presión de UPA, que todos los partidos políticos llevasen en sus programas electorales la necesidad de una ley de agricultura familiar. El propio presidente del Gobierno se comprometió a ello en el debate para su investidura. Nuestra obligación ahora es influir para que estos cambios legales se traduzcan en mejoras reales y aseguremos un futuro próspero para los hombres y mujeres que, con sus familias, sostienen la agricultura y la ganadería en España.

Entrevista publicada originalmente en LA TIERRA de la Agricultura y la Ganadería Nº. 296