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COP25

Agricultura y ganadería familiar frente al cambio climático

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La agricultura y la ganadería familiar son actividades fundamentales en la lucha frente al cambio climático. UPA explicará en la Cumbre del Clima COP25 sus proyectos para hacer frente a la emergencia climática.

La Conferencia sobre el Cambio Climático (COP 25) contará con la aportación de la agricultura y la ganadería. UPA defenderá en esta cita la aportación indiscutible de la agricultura y la ganadería familiar a la lucha contra el cambio climático y explicará cómo se está combatiendo el fenómeno desde las explotaciones.

En la COP 25, que se celebra en Madrid entre el 2 y el 13 de diciembre, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos dará a conocer el papel fundamental que juega la actividad agraria en la lucha contra el cambio climático.

Los suelos cuidados por agricultores y ganaderos absorben ingentes cantidades de dióxido de carbono generadas por el resto de sectores. Sin embargo, la agricultura y la ganadería solo producen el 11,6% de las emisiones de gases de efecto invernadero en su tarea de alimentar el mundo y producir materias primas, porcentaje que aun así se sigue reduciendo gracias a las estrategias de mitigación de emisiones

¿Por qué somos sostenibles por naturaleza?

La agricultura y ganadería familiar son actividades clave en la gestión sostenible de los recursos naturales y en la producción responsable de alimentos.

Con motivo de la COP25, una Cumbre del Clima que ha llegado a España de rebote, pero que ha intensificado los debates sobre la situación de emergencia climática que vivimos, desde UPA reivindicamos la función decisiva de la agricultura familiar en la gestión sostenible de los recursos naturales –la tierra, el agua, los animales, las semillas, los cultivos, los árboles…- y la producción responsable de alimentos sanos y saludables.

Sostenibles por naturaleza. Este es nuestro mensaje. Sencillo y contundente. Porque las y los pequeños productores agrarios, más de medio millón de personas en España, no necesitamos campañas de greenwashing para demostrar que somos sostenibles. Lo somos de manera natural. Porque nuestra forma de vivir y relacionarnos con el entorno rural es sostenible. Y porque nuestra forma de trabajar en la agricultura y la ganadería es respetuosa con el espacio medioambiental en el que desarrollamos nuestra actividad, ya sea en cultivos herbáceos de secano o regadío, en cultivos leñosos o en ganadería, extensiva o estabulada.

Por eso nos sorprende, una y otra vez, que resultemos invisibles cuando se habla de la cadena alimentaria, o de la cadena de suministro como prefieren decir los ejecutivos de las grandes industrias de transformación y distribución alimentaria. Para ellos, los productos agrarios comienzan a tener valor cuando entra en sus procesos, como caídos del cielo, al menor coste posible.

Pero sin productores no hay productos, como insistimos desde UPA una y otra vez, por más que se empeñen es oscurecer nuestra presencia los grandes gurús del “agrobusiness” y el “retail”; olvidando que también somos sostenibles para ellos, porque con nuestro trabajo sostenemos sus negocios.

Hacemos un uso sostenible de los fertilizantes y fitosanitarios y respetamos las normas de bienestar animal. Por convicción y propio interés, nadie más interesado que nosotros en mimar nuestros recursos, garantizar su productividad y, además, como no puede ser de otra forma, cumplir con la ingente multitud de normas que regulan nuestra actividad, en el marco de una Unión Europea que, sin duda, tiene la legislación más estricta y sostenible del mundo. Y cada vez más.

También es cierto que nuestros mensajes empiezan a dejar huella en colectivos cada vez más amplios e influyentes de la sociedad, que no se dejan abducir por los intereses comerciales de las grandes empresas de alimentación y comercio, ni los mensajes apocalípticos que alertan del envenenamiento masivo por el hecho inevitable de comer. Personas que valoran, compran y consumen productos locales, de ciclo corto, saludables, con garantía de origen y prácticas propias de la agricultura familiar, que responden a nuestros patrones de cultura agraria y alimentaria, a la llamada Dieta Mediterránea.

¿Estamos preparados para el cambio climático?

El cambio climático nos afecta a todos. Pobres y ricos. Norte y sur. A los grandes conglomerados urbanos y a las zonas rurales. Pero ni todos somos culpables en la misma medida ni, por supuesto, sufrimos y sufriremos igual los perjuicios por los desmanes del clima: más calor, más sequías, más desierto, menor disponibilidad de agua, mayores fenómenos meteorológicos extremos: olas de calor, grandes tormentas y lluvias torrenciales, incendios forestales…

Está fuera de duda que los y las profesionales de la agricultura y la ganadería en todo el mundo somos el colectivo más vulnerable al cambio climático, por las propias características de nuestra actividad y porque trabajamos con recursos naturales, vegetales y animales, que a pesar de todos los avances científicos y tecnológicos siguen teniendo una dependencia máxima con el clima. Y más aún, la agricultura familiar, que es mayoría entre la población rural de todo el mundo, ocupa la mayor parte de la superficie agraria con sus explotaciones y tiene menos recursos propios para enfrentarse al cambio climático.

Por tanto, algo hay que hacer, además de reconocer y asumir la realidad, denunciar las malas prácticas de los Gobiernos y los emporios industriales que más influyen en el cambio climático, y lamentarnos un día sí y otro también de las grandes desgracias de la humanidad.

UPA es la primera organización agraria que lanza en España un programa de adaptación de la agricultura y la ganadería al cambio climático, que hemos llamado InfoAdapta-Agri, y que está basado no solo en mitigar los efectos que ya estamos sufriendo sino, sobre todo, en adaptar las explotaciones y las prácticas agrícolas y ganaderas al nuevo escenario que se nos viene encima.

El objetivo es sencillo. Más vale estar preparados –adaptados– y minimizar así las consecuencias del cambio climático. Definir con claridad nuevos usos en la agricultura y la ganadería, en el tratamiento de suelos, la rotación de cultivos, la fertilización, la alimentación del ganado, los sistemas de explotación, la eliminación de purines y otros residuos, entre otros muchos aspectos.

En definitiva, generar debate, información y formación para orientar nuestro trabajo hacia modos de producir sostenibles, eficientes, rentables y reconocibles socialmente por su contribución al proyecto global de convivencia humana, con unos recursos que cada generación disfruta de paso, conscientes de que no son una herencia de nuestros antepasados, sino un préstamo de nuestros descendientes.

Decálogo de UPA para la COP25

  1. La agricultura y ganadería familiar son actividades clave en la gestión sostenible de los recursos naturales y en la producción responsable de alimentos. UPA es la primera organización agraria que lanza en España un programa de adaptación de la agricultura y la ganadería al cambio climático, que hemos llamado InfoAdapta-Agri, y que está basado no solo en mitigar los efectos que ya estamos sufriendo sino, sobre todo, en adaptar las explotaciones y las prácticas agrícolas y ganaderas al nuevo escenario que se nos viene encima.
  2. Según el inventario de emisiones del Ministerio para la Transición Ecológica, la agricultura y la ganadería suponen el 11,6% de las emisiones de gases de efecto invernadero de España, muy por debajo del transporte (26%), la generación de electricidad (20%) o la industria (19%).
  3. Ese 11,6% total se reparte en 7,6% la ganadería y 4% la agricultura. Y en los últimos 12 años no se ha producido aumento de las mismas, al revés se han reducido un 2,9%. Somos conscientes que es necesario mejorar el dato en el futuro y para ello agricultores y ganaderos están implementado mejores técnicas disponibles que permiten reducir esas emisiones mucho más.
  4. El conjunto del sector primario (agrícola, ganadero y forestal), tiene una característica especial frente al resto de actividades: nuestros suelos son sumidero de carbono. El mayor almacenamiento se produce en suelos forestales, pero también en suelos agrícolas y ganaderos.
  5. De nuevo, según el inventario del Ministerio para la Transición Ecológica, los suelos gestionados por el sector primario almacenan en la actualidad prácticamente la misma cantidad que el total de las emisiones que produce dicho sector. Es decir, el sector primario en la actualidad es neutro en balance de carbono.
  6. Pero no nos parece suficiente, queremos ser claramente negativos en términos de balance de emisiones, y a las mejoras para reducirlas, queremos sumar una mejor gestión de los suelos para almacenar todavía más carbono.
  7. La ganadería, y en particular el consumo de carne, están siendo el foco de injustos ataques en los últimos meses o incluso años. Una gran parte de la ganadería española y también europea, se gestiona en sistemas extensivos, que además de producir alimentos, supone un freno a los grandes incendios forestales y al despoblamiento.
  8. La existencia de un rebaño de vacas o de ovejas, puede evitar la enorme cantidad de emisiones que supone un incendio forestal. En el incendio de A Gudiña se quemaron 1500 hectáreas en 2017, ese mismo año en Tabazoa en un incendio de características similares sólo se quemaron 100 hectáreas. La diferencia: en A Gudiña no había ganado y en Tabazoa pastaban 400 vacas por el monte. En el primer caso las emisiones de CO2 a la atmósfera se calcula en 61.500 t de CO2, en el segundo caso 4.100 t de CO2. De estos datos podríamos concluir que las 400 vacas consiguieron evitar la emisión a la atmósfera de 57.400 t de CO2. Eso supone la emisión equivalente a 31.888 vacas.
  9. No podemos ser rehenes de modas que supondrán pan para hoy y mucha hambre para mañana. Hay que poner sensatez al debate e introducir perspectiva de futuro. Frente al no consumo, UPA propone un consumo responsable y racional de carne, en el contexto de la Dieta Mediterránea y con un escrupuloso respeto al bienestar animal.
  10. Frente a las proclamas que abogan por que el calentamiento global desaparecería si se deja de comer carne, UPA defiende que en España agravaría las emisiones y por tanto el problema.

¿Cuánto CO2 se emite en España?

España emitió en 2017 340 millones de toneladas de CO2 equivalente.

Esto supone un incremento del 17,9% respecto a 1990 y un 23% menos respecto a 2005.

Fuente: Inventario Nacional de Emisiones de Gases de efecto Invernadero. MITECO

Cuánto emite en España cada sector

En 2017 el sector con mayor nivel de emisiones fue el del transporte (26%) seguido de la generación de electricidad (20%), la industria (19%) y la agricultura y ganadería (11,6%). Por gases, el CO2 supuso un 81% de las emisiones totales de GEI, seguido del metano (12%).

Los GEI se miden en CO2 equivalente, que resulta de multiplicar la masa de cada gas por su potencial para calentar la atmósfera. El objetivo es tener un índice sencillo y fácil de comparar, de ahí el CO2-eq o equivalente.

Cuánto emiten la agricultura y la ganadería en España

En 2017 las emisiones de este sector se han estimado en 39,5 millones de toneladas de CO2-eq (11,6% del total).

Entre 1990 y 2016, las emisiones de la agricultura y ganadería en España han aumentado un 8%, mientras que las emisiones globales han aumentado un 13,5%.

En 2016, el 39% de las emisiones estaban relacionados con la fermentación entérica del ganado rumiante, el 32% a los suelos agrícolas (fertilizantes), el 14% a emisiones de tierras de cultivo y 13% a la gestión de estiércol. Las actividades ganaderas son por tanto responsables del 66% de las emisiones

Cuánto CO2 absorben las tierras de cultivo y forestales

Las absorciones asociadas a este sector se estiman en 38,3 millones de toneladas de CO2-eq (11% del total de emisiones brutas del inventario) con un incremento de +0,3% respecto a 2016).

El ligero aumento de las absorciones está ligado a la compensación de la disminución de las absorciones del sector forestal (-1,6%), consecuencia de la disminución del efecto de las repoblaciones sobre el incremento de biomasa forestal por el aumento de las absorciones en los cultivos agrícolas (+9%) y en los productos madereros (+34,4%).

Si se tiene en cuenta las absorciones debidas a las tierras de cultivo las emisiones netas del sector agrario se reducirían a 35.984 toneladas de CO2-eq.

La agricultura es parte de la solución.

¿Cómo?

  • Reduciendo emisiones.
  • Incrementando la captura de carbono por los suelos agrícolas y ganaderos.
  • Desarrollando energías renovables.

Reducción de emisiones de GEI desde el suelo

Cuando se dice que el sector agrario emite 39,5 mt CO2 lo que no se dice es que el medio natural –formado por las tierras forestales, tierras de cultivo y pastos- absorben anualmente 38,32 Mt CO2. Es decir, prácticamente el sector primario español es neutro.

Aun así, el compromiso con el futuro del planeta nos debe llevar a contribuir aún más tanto a las reducciones de emisiones como a la captura de GEI.

La agricultura puede jugar un papel fundamental de cara a la lucha contra el cambio climático. Para ello es preciso implementar una serie de buenas prácticas agrícolas, tales como:

  • Mantenimiento de la cobertura vegetal del suelo
  • Mínima alteración mecánica del suelo
  • Optimización del uso de fitosanitarios
  • Implementación de estrategias de riego óptimo
  • Establecimiento de rotaciones de cultivo

Las parcelas con un mayor número de buenas prácticas implantadas han reducido un 48% las emisiones de GEI y entre un 2 y 10% las emisiones de N2O respecto a las parcelas en las que no había ninguna buena práctica implantada.

Incremento del secuestro de carbono: Los suelos de las parcelas con un mayor número de buenas prácticas implantadas han incrementado un 8% su contenido en carbono respecto a las parcelas manejadas de manera convencional. Ello ha supuesto un incremento medio anual de 1,16 toneladas/hectárea de carbono, lo que equivale en una explotación de 5 hectáreas a compensar las emisiones de CO2 producidas por un coche que realizara 10 veces el recorrido de ida y vuelta entre Madrid y Moscú.

Reducción de emisiones de CO2 ligadas al consumo energético: Las parcelas en las que se han implantado un mayor número de buenas prácticas han conseguido disminuciones anuales de hasta un 35% respecto a las parcelas en las que no se ha llevado a cabo ninguna buena práctica, siendo la reducción media anual en este caso, tras cuatro campañas de análisis, del 32%.

Ello supone que, tras cuatro campañas agrícolas, en las parcelas con un mayor número de buenas prácticas implantadas, se han emitido 15,11 toneladas de CO2/hectárea menos que las parcelas con un sistema de manejo convencional.

Llevando esta cantidad al símil antes realizado para el secuestro de carbono, esta cantidad implica compensar las emisiones de un vehículo que realizase el trayecto de ida y vuelta entre Madrid y Moscú 7 veces.

Simplemente si estas medidas se realizaran en 5 millones de hectáreas en España, supondría el secuestro de 6 millones de toneladas de CO2, lo que supondría una reducción de emisiones de 15%.

 

La desertificación: la gran amenaza para España

En España, más de dos terceras partes de la superficie están en potencial riesgo de desertificación, lo que incluye las zonas denominadas técnicamente como áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Las zonas más castigadas por este fenómeno son la costa mediterránea y parte de las islas.

Aunque esta situación es ya de por sí preocupante, aún lo es más por el hecho de que el proceso de erosión se mantiene activo y en niveles preocupantes. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la pérdida de suelo en España debido a la erosión es de 14,4 toneladas por hectárea y año. Teniendo en cuenta que cada tonelada de tierra perdida equivale a la reducción de aproximadamente 0,0125 cm de tierra de cultivo, el ritmo de erosión es de aproximadamente dos centímetros cada diez años

La innovación y la investigación: pilares fundamentales en esta lucha

El esfuerzo inversor del sector agroalimentario en España, entendido como el cociente entre el gasto en I+D y e lVAB es de 0,44%, 0,19 puntos porcentuales inferior al de la media europea (0,63%) y muy inferior al de los países nórdicos y al de Países Bajos (que es casi cinco veces superior).

Más preocupante es la tendencia negativa que ha protagonizado la I+D en España en los últimos años. Mientras que el gasto en I+D de la industria agroalimentaria europea ha aumentado en un 37% entre 2006 y 2015, en España ha disminuido en un 17% en el mismo periodo.

En todo caso, la innovación con mayor impacto en el futuro en el campo de la biología va a venir probablemente de la mano de las nuevas técnicas de edición genética. A diferencia de las técnicas de modificación genética, que combinan genes de diferentes especies, las nuevas técnicas de edición genética se limitan a alterar los genes de la propia planta, de forma que se alcanzan modificaciones a las que podría llegar la propia naturaleza, pero con plazos más cortos.

Los avances en biología también permitirán mejorar la aplicación de fertilizantes y de productos de sanidad vegetal, mejorando las dosis y haciéndolas más precisas a cada planta. Productos como los nanofertilizantes o los biosensores permitirán dotar al agricultor de información muy valiosa y relevante

La aportación de la ganadería y sus ecosistemas a la lucha contra el cambio climático

Se está produciendo un debate muy parcial y sesgado entorno a la ganadería y al consumo de carne, especialmente centrado en la capacidad de emisión de gases de efecto invernadero de los rumiantes ligado a la fermentación entérica.

Hay que aclarar varios conceptos:

Los sistemas de cría de rumiantes en la Unión Europea:

  • Son esenciales para la supervivencia en las zonas rurales.
  • Se sitúan en zonas adaptadas a este tipo de producción. En Europa no se deforestan tierras para criar al ganado.
  • Son importantes para el equilibrio medioambiental de estas regiones puesto que fomentan la diversidad del paisaje europeo.
  • Son indispensables para el mantenimiento de la biodiversidad dentro de los hábitats.
  • Están en el corazón de los valores culturales y patrimoniales de la UE y están basados en los conocimientos técnicos.
  • Están sometidos a las normas de producción más estrictas del mundo.
  • Respaldan el concepto de agricultura familiar (una explotación ganadera en el seno de la UE utiliza como promedio 34 hectáreas de tierras y cuenta aproximadamente con 47 unidades de ganado).
  • Constituyen la base del modelo cooperativo.
  • Contribuyen ampliamente al conjunto de la producción agrícola en términos de valor (45% del total).
  • Son importantes para la transformación de pastos (casi totalmente inaptos para el consumo humano) en fuentes esenciales de nutrientes y proteínas de alta calidad como parte de una dieta alimentaria equilibrada.

El sector de rumiantes proporciona además alternativas a los fertilizantes minerales, suministrando nutrientes naturales valiosos en forma de estiércol y purines utilizados para mejorar la fertilidad del suelo, así como materias primas para la producción de biogás.

La ganadería extensiva es un ejemplo claro de economía circular.

Un uso racional de los estiércoles y purines es una forma de mejorar la fertilidad de los suelos, su contenido en materia orgánica y la vía más eficaz de reducir el consumo de fertilizantes de síntesis. De lo que se trata es en buscar e implementar las mejores técnicas disponibles para conseguir minimizar las emisiones derivadas de la gestión de los purines.

Existen pruebas de que los pastizales secuestran hasta 80 toneladas de carbono por hectárea, esto es el equivalente de la cantidad de carbono almacenado en los bosques. Son, además, instrumentos naturales de prevención de riesgos como, por ejemplo, incendios, erosión e inundaciones.

Muchos proyectos de investigación han demostrado que el carbono almacenado en los pastizales compensa hasta el 45% de las emisiones de GEI (casi toda la fermentación entérica producida por los rumiantes).

La contabilización del secuestro de carbono en los pastizales permitiría por lo tanto evaluar mejor el potencial de mitigación. El primer objetivo sería mantener el carbono en los suelos (no convertir los pastizales) y luego incrementar las existencias de carbono en el suelo/los pastizales (un viejo pastizal puede almacenar hasta 570 kg adicionales de C/ha/año).

Sobre animales “bomberos” e incendios forestales

En nuestro país se han realizado algunas aproximaciones a estos cálculos, sobre todo asociadas a años catastróficos en incendios forestales. Uno de ellos fue 2006, con 155.362 hectáreas calcinadas. Según el estudio Cálculo de las emisiones de CO2 por los incendios de 2006 en la provincia de Pontevedra (Galicia), desarrollado por investigadores de la Universidad de Vigo, solo la superficie afectada en la provincia de Pontevedra (40.943 hectáreas) emitió 1,7 millones de toneladas de CO2. Para hacernos una idea de la magnitud, es lo que emite durante dos meses la mayor central térmica de carbón de España (la de As Pontes de Endesa en A Coruña) y lo que sale del tubo de escape de 400.000 coches nuevos en un año.

Un informe de Greenpeace International incide en que los incendios contribuyen al cambio climático de tres maneras. La primera es con la liberación directa de dióxido de carbono a partir de la quema la biomasa. La segunda se asocia al «carbón negro» u hollín que se deposita en el hielo del Ártico, porque evita que se refleje el calor del sol con la misma eficacia y acelera la fusión. Por último, señalan que cuando los incendios destruyen los bosques se reduce su potencial de absorción de CO2 durante un largo período de tiempo.

Se han analizado las áreas correspondientes a los incendios declarados en Andilla y Cortes de Pallás en junio de 2012. Los resultados derivados de la metodología estiman que en Andilla, con una superficie de 20.945 ha, existían 800.205 t de biomasa, de las cuales se consumieron el 68,26%, liberando un total de 797.735 toneladas de CO2eq. Para el caso de Cortes de Pallás, con una superficie de 29.752 ha, se calcula una biomasa pre-existente de 589.594 toneladas, de las cuales se consumieron un 78,48 %, liberando en consecuencia un total de 675.759 t CO2eq.

Analizando diferentes estudios realizados en España en distintos ambientes productivos podemos estimar una media de emisiones por hectárea quemada entre 30 y 42 t de CO2 equivalente .

En el incendio de A Gudiña se quemaron 1500 hectáreas en 2017, ese mismo año en Tabazoa en un incendio de características similares sólo se quemaron 100 hectáreas. La diferencia: en A Gudiña no había ganado y en Tabazoa pastaban 400 vacas por el monte.

En el primer caso las emisiones de CO2 a la atmósfera se calcula en 61.500 t de CO2, en el segundo caso 4.100 t de CO2. De estos datos podríamos concluir que las 400 vacas consiguieron evitar la emisión a la atmósfera de 57.400 t de CO2. Eso supone la emisión equivalente a 31.888 vacas. Si suponemos que para evitar los incendios hace falta una acción continuada del ganado en el tiempo y ante una programación estratégica de 10 años de las políticas de desarrollo territorial, significa que estaríamos ahorrándonos las emisiones durante ese tiempo equivalentes a 3.188 vacas

Con todo lo anterior lo que el sector ganadero defiende es que estamos ante un debate muy parcial e interesado. Cuando se lanza a la opinión pública lo que emiten los rumiantes no se dice y se oculta que su desaparición traería consecuencias desastrosas como se ha visto.

Por un lado, la capacidad de secuestro de carbono por parte de los pastizales se podría perder al desaparecer la razón de ser de dicho agrosistema. Tampoco nos dicen que las emisiones de los rumiantes se ven reducidas al 55% por la capacidad de retener carbono de los pastizales y monte arbolado que pastorean. Finalmente, ocultan la dramática realidad de los incendios y su poder de devastación y emisión de GEI y de partículas en suspensión que aceleran los efectos del calentamiento global. Si pensamos que de media una hectárea quemada emite a la atmósfera tantos GEI como 24 vacas, nos daremos cuenta del desastre que supondría no contar con la principal brigada contra incendios de este país: la ganadería extensiva.

En el ejemplo estudiado la presencia en el territorio de 400 vacas, que anualmente emiten, junto con sus terneros unos 1.300 t de CO2 al año, han sido capaces de evitar la emisión de nada menos que 57.400 t de CO2. Sencillamente es la mejor inversión en futuro que podría hacer España, cuidar y proteger su ganadería extensiva.

No podemos ser rehenes de modas que supondrán pan para hoy y mucha hambre para mañana. Hay que poner sensatez al debate e introducir perspectiva de futuro. Frente al no consumo, UPA propone un consumo responsable y racional de carne, en el contexto de la Dieta Mediterránea y con un escrupuloso respeto al bienestar animal.

Frente a las proclamas que abogan por que el calentamiento global desaparecería si se deja de comer carne, UPA defiende que en España agravaría las emisiones y por tanto el problema.

Datos para la reflexión

  • Desplazamiento en coche desde el centro de Madrid hasta IFEMA, donde se celebra la COP25 = 1 kg de CO2 equivalente
  • Pasajero en avión desde Nueva York = 1.050 kg por trayecto
  • 2 Personas en coche desde La Coruña = 67 kg por trayecto para el total de los dos (la mitad para cada uno)
  • 1 Noche de hotel en Madrid = 18 kg por noche
  • Un vaso de agua del grifo (33cl) = 0,1 gramos (0,0001 kg)
  • Una botella de agua mineral embotellada (33cl) = 150 gramos
  • Un bosque puede absorber en 60 años unas 400 toneladas de CO2/ha. Por tanto, si se quema ese bosque, se emitirá todo el CO2 capturado, es decir, de nuevo 400 toneladas por hectárea, suponiendo que el bosque tenga 60 años. Estos números son para pinares. Si hablamos de eucalipto, con una capacidad de absorción de casi el doble que el pinar, podemos estimar también esas 400 toneladas/ha emitidas si se quema un bosque de 30 años.
  • ENDESA, la empresa más contaminante del país, expulsa a la atmósfera el 23% de las emisiones industriales y el 9% de las totales.

Actividades de UPA en la COP25

UPA va a realizar las siguientes actividades en el marco de la COP25:

Foro de debate "Medidas de adaptación al cambio climático en la agricultura. Es la hora de actuar".

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UPA presenta un canal de diálogo formado por profesionales del sector agrario, científico y universitario, abierto a toda la sociedad, con el fin de consensuar medidas de adaptación y mitigación frente al cambio climático. Es tiempo de actuar en el proceso de adaptación de las prácticas agrícolas y ganaderas a los enormes desafíos que supone el cambio climático y los cambios de patrones en las condiciones meteorológicas.

El sector agrícola es una parte fundamental de la solución en la lucha contra la crisis climática. Debemos pasar de las propuestas y de los estudios a la acción mediante medidas concretas que lleven a cabo los agricultores y ganaderos en sus explotaciones.

Se propone un debate colaborativo sobre iniciativas concretas de adaptación y mitigación y cómo impulsar su difusión entre los profesionales del sector.

Fecha del evento: 5 de diciembre del 2019 - 15h00
Zona verde. Área Sociedad Civil Código: SOC013

https://www.ifema.es/cop25/zona-verde

Agricultura familiar, biodiversidad y cambio climático. Oportunidades del Decenio para la Agricultura Familiar

Evento dirigido a delegaciones oficiales asistentes a la COP25 (Zona Azul)

Lanzamiento del decenio de las Naciones Unidas para la agricultura familiar (2019-2028) en España y su implicación ante el cambio climático

Evento abierto al público bajo inscripción: https://www.ifema.es/cop25/zona-verde

decenioenCOP25_esp

Panel Intercolaborativo Mundo Rural-Mundo Urbano
5-12-19 / 17:00. Zona verde. Zona de la Juventud

UPA Joven, en colaboración con Teachers for future y Madres por el clima, organiza este taller de colaboración donde se puedan debatir las principales preocupaciones de cada perfil de la sociedad, y en particular los esfuerzos que está realizando el sector agrario para convertirse en parte de la solución al cambio climático, a la vez que se adopten las medidas más oportunas para conseguir una adaptación a las nuevas condiciones.

Marcha por el Clima. Emergencia climática

UPA participará también en la marcha por el clima que tendrá lugar el próximo 6 de diciembre por la tarde en Madrid.

Cartel-6D-COP25