¿Cómo ha sido y es tu relación con el campo?

En mi familia somos ganaderos de toda la vida, pero siempre hemos cultivado maíz. Aquí, en Cantabria, se suele combinar la agricultura con la ganadería. Siempre he tenido claro que viviría por, para y en el campo. Así es como heredé las vacas y continué con la actividad ganadera de mis padres. En 2005, con el plan de abandono de la producción lechera, vendimos la cuota láctea. Sin embargo, no nos deshicimos del resto del vacuno, el de carne. Aún mantenemos vacas de limousin, pero a nivel familiar. Hoy en día es muy difícil vivir del ganado. Entre la crisis del sector lácteo y la del sector cárnico no hay escapatoria. Las ayudas de la PAC lo compensan, claro, pero sigue siendo un trabajo de alto riesgo porque es un dinero que nunca llega cuando debe. Yo mantengo el ganado por convicción y gusto, pero no podría vivir sin mi trabajo en la empresa de mi hermano dedicada a la regeneración y el mantenimiento de los montes.

Hablando de la PAC y la ganadería, ¿tienes cifras del impacto del CAP de la nueva PAC en el campo cántabro?

No oficiales, pero el daño ha sido cuantioso: me atrevería a decir que se habrá recortado cerca de un 10% de hectáreas. Los montes se siguen ensuciando y no podemos limpiarlos porque son inaccesibles para la maquinaria, así que seguimos perdiendo hectáreas. Retirar el 100% del arbolado en muchos sitios o dejarlo en pocas hectáreas es un error porque la verdad es que el ganado sí pasta debajo de ese arbolado. Esta situación es culpa de una PAC restrictiva y, como otros muchos problemas, se produce porque quienes deciden la PAC no conocen la compleja realidad del campo europeo. La PAC se hace con una coyuntura europea global y eso es un desastre. Ya me dirás qué tiene que ver el campo en Holanda con el de Cantabria.

¿Cuántas solicitudes de ayudas de la PAC ha tramitado este año UPA Cantabria?

Casi el doble que el año pasado. Y no solo tenemos este dato positivo, UPA Cantabria está creciendo en número de afiliados. Estamos orgullosos de nuestro trabajo y muy contentos con los resultados.

¿Cómo está viviendo Cantabria la negociación del TTIP?

En general, la gente no sabe qué es. Es una pena porque es importantísimo para nosotros como profesionales, pero también para toda la sociedad como consumidores. Lo que se ha ganado estos años en Europa en salud alimentaria, en sanidad animal y vegetal, en bienestar animal…Todas las garantías que solo ofrecen nuestros productos, y que tanto trabajo y esfuerzo nos ha costado conseguir a los productores europeos, van a tirarlas por la borda al aceptar (e imponernos) un acuerdo de libre comercio con un país que tiene una filosofía de trabajo tan diferente como es Estados Unidos.

¿Cómo está trabajando la nueva ejecutiva de UPA Cantabria?

Para nosotros, lo importante es no dejar ningún sector atrás y, además, que nuestra labor no sea solo la de manifestarnos. Yo creo que un sindicato debe ser parte de la solución y así trabajamos en UPA Cantabria. Colaboramos estrechamente con la Consejería y esta siempre cuenta con nosotros porque sabe que aportamos ideas. A veces la Administración no sabe cómo resolver ciertos problemas o incluso no los advierte porque, al fin y al cabo, no son gente que esté a pie de campo. Por eso tenemos que levantar nosotros mismo nuestra voz. Y no se trata de hacerlo siempre gritando, el diálogo y la negociación tienen que ser la primera opción. En cuanto al futuro, queremos seguir creciendo como lo hemos hecho hasta ahora. Somos una ejecutiva joven y polivalente con ganas de trabajar duro, y es muy gratificante hacerlo por los nuestros. 

Entrevista original publicada en el número 257 de La Tierra del Agricultor y Ganadero.