![](https://www.upa.es/upa/_depot/_banners/b77a74fbd7844d71717495073.gif)
El rápido cambio de Gobierno realizado en apenas una semana, demostrando entre otras cosas la eficiencia del sistema democrático y constitucional en España, ha abierto un tiempo nuevo en la gestión política, cuyos efectos se trasladan más allá del ámbito propio de la Administración del Estado, porque hay símbolos y acciones que reflejan ese cambio de escenario y generan confianza en muchos sectores de mejora y progreso.
Obviamente, un nuevo Gobierno no resuelve todos los problemas por el simple hecho del cambio. Ni siquiera debemos confiar en exceso en grandes transformaciones, porque la capacidad de acción de cualquier Gobierno está muy limitada por los condicionantes externos e internos. Pero sí que tenemos derecho a una mínima esperanza en el tiempo nuevo que ha comenzado en España. Y debemos ser muy exigentes con estas expectativas.
En UPA tenemos una gran responsabilidad como organización sindical que representa al colectivo mayoritario de la agricultura familiar y al mundo rural en su conjunto. Contamos con experiencia suficiente de interlocución, negociación, acuerdos y desacuerdos con Gobiernos muy distintos. Y nuestra fuerza es la que nos aportan como organización los miles de hombres y mujeres que viven y trabajan en el campo, confiando en la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos. Con esta fuerza nos ofrecemos al nuevo Gobierno español para buscar soluciones. Al Gobierno en su conjunto, desde el presidente a todas sus ministras y ministros, porque nuestro objetivo es que la agricultura y la ganadería, la sostenibilidad de la agricultura familiar y su relación con los recursos naturales alcancen en España, de una vez por todas, la dimensión de estrategia nacional y global que necesitan.
Nuestras inquietudes son un problema sectorial, es evidente. Y la primera interlocución con el Gobierno debe ser con el Ministerio de Agricultura, parece lógico. Pero si algo pedimos al nuevo ministro de Agricultura es que se convierta en aliado además de interlocutor, para extender por todas las áreas del gobierno una sensibilidad especial hacia el mundo rural y la actividad agrícola y ganadera.
Nos preocupan la PAC, los abusos de la industria y la distribución en la cadena alimentaria, la pelea eterna por conseguir precios justos, la falta de apoyos suficientes en seguros agrarios, los costes de producción, la necesidad de más ayudas para la incorporación de jóvenes… Todos ellos, problemas de sector.
Pero cada vez nos preocupan más y en mayor medida problemas generales que condicionan nuestra actividad y nuestra vida, con consecuencias negativas para toda la sociedad: los efectos del cambio climático, la despoblación rural, la desigualdad entre hombres y mujeres acentuada en las zonas rurales, la tragedia repetida de los incendios forestales, la gestión de los recursos hídricos, el deterioro de los servicios públicos en los pueblos, la brecha digital, las consecuencias del abandono de tierras de cultivo para la sostenibilidad medioambiental… Y tantos otros que nosotros, en el campo y en los pueblos, vemos a diario, aunque se atenúen en la percepción que llega con sordina a las ciudades y los despachos oficiales.
Afrontamos con decisión el reto de trabajar por el progreso, animados por las mínimas esperanzas de obtener algún resultado, por pequeño que sea. Ojalá que no terminemos cayendo en el desánimo.
Editorial del número 268 de la revista oficial de UPA “La Tierra del agricultor y ganadero”